¿Para qué sirve la hipnosis?
Desde un punto de vista médico, la hipnosis puede tener diferentes utilidades y distintas indicaciones médicas.
La hipnosis es útil para el tratamiento de las fobias, tipo de neurosis en el que el paciente siente una gran angustia ante la presentación de un determinado estímulo, distinto para cada caso, y del cual el paciente es conocedor.
Este problema genera importantes conductas de evitación. En este campo es donde se obtienen los mejores resultados de la hipnoterapia.
Hablar de hipnosis es hablar de un hecho que nos sigue causando asombro e inquietud, pese a que probablemente sea tan antigua como el hombre. Significa enfrentarse a la frontera entre lo conocido y lo desconocido, lo superficial y lo íntimo de la mente humana; de ahí que siempre haya provocado tanta controversia.
Polarizada entre el espectáculo o la magia de supuestos poderes prodigiosos y el mundo académico-científico que ha reconocido su indiscutible valor clínico, la hipnosis ha sufrido a lo largo de su historia numerosos eclipses, épocas en que su prestigio creció o cayó en el peor de los descréditos.
El hecho es que nunca ha dejado de causarnos perplejidad y hoy incita de nuevo el interés de todos.
HISTORIA
Practicada directamente o a través de diversos ritos o cultos los egipcios, caldeos, sumerios y otras antiguas culturas ya se seguían determinadas pautas que eran similares a lo que hoy conocemos como hipnosis. Y en muchos casos con fines terapéuticos.
Pero el primer antecedente que abre a la hipnosis como objeto de estudio e investigación científica es la aparición a mediados del siglo XVIII de Franz Anton Mesmer quien formula su “Teoría del Magnetismo Animal”.
Para Mesmer la hipnosis se produce gracias a un fluido o energía etérica que lo interpenetra todo y que se podía transmitir de unos cuerpos a otros.
A través de dicho fluido se podía inducir a los sujetos a un estado especial llamado sueño magnético.
A dicho estado se llegaba colocando en el sujeto unos imanes o bien realizándole unos pases con las manos alrededor del cuerpo.
La finalidad era sobre todo terapéutica, ya que a través del mesmerismo (en honor a su descubridor) se producían curaciones prodigiosas.
Tal fue la fama y revuelo ocasionado por este médico austríaco cuando se trasladó a París con sus “prodigios” que el propio Luis XVI solicitó a la Academia de Ciencias de París un informe oficial sobre el Magnetismo Animal, llegando a la conclusión de que tal fluido no existía.
TIPOS DE HIPNOSIS
Según esto existen dos tipos de hipnosis: Una primera denominada hipnoterapia “supresiva”, en la que se intenta hacer desaparecer una forma de conducta sintomática y conscientemente desagradable para el paciente, como el fumar, la bulimia, algunos tics nerviosos o algunos trastornos menores del lenguaje.
Una segunda forma de hipnosis se denomina “expresiva”, durante la cual el terapeuta trae a la consciencia del hipnotizado experiencias pasadas que permitirán al primero el estudio de la imprenta psicológica de las mismas sobre el paciente.
De esta forma se pueden traer al estado normal de vigilia ciertos datos sobre los que el paciente podrá reflexionar y así dominar.
SESIÓN
Fase 1
Una hipnosis comienza con la presentación y conocimiento del terapeuta. Es necesario obtener un buen nivel de confianza, una buena alianza terapéutica entre el paciente y el hipnotizador, para que las sugestiones de este último hagan efecto sobre el otro.
Al iniciar el procedimiento el hipnotizado entra en una primera fase o grado 1 de hipnosis. En este nivel el sujeto se halla en un estado de gran concentración, y la sensación corporal que nota es la de gran pesadez.
Fase 2
La fase 2 es el paso siguiente en cuanto a nivel de concentración. La sensación corporal que se obtiene es la de no movimiento; si el hipnotizado intentara moverse, tendría la sensación de no poder.
También puede darse el caso contrario, el hipnotizador puede inducir una sensación de movimiento y lograr que el paciente realice ciertos movimientos. La fase 3 es la fase de mayor concentración.
La sensación corporal es la de no existencia, es decir el hipnotizado no tiene consciencia de poseer cuerpo.
Regresiones
Es este último el estado de las regresiones, en el que el hipnotizado va recordando cosas del pasado, de su infancia y las revive, hasta el punto incluso de revivir experiencias que no recordaba. Estas son las tres fases de una hipnosis.
Prácticamente todo el mundo puede llegar a una fase 1 de la misma, generalmente en 5 ó 10 minutos. Esta ya es en sí una fase útil y cooperativa para las cosas que se realizan habitualmente en hipnosis médica. Cuesta, según el caso, entre 15 y 20 minutos el llegar a la fase 2.
Fase 3
Es fácil llegar a la misma después de haber obtenido en distintas sesiones cuatro o cinco fases 1. La fase 3 es la más difícil de conseguir, puede llevar incluso horas el obtenerla a pesar de estar el paciente bien entrenado y después de haber obtenido en múltiples ocasiones una fase 2.
Para mejorar estos resultados el paciente puede realizar entrenamientos personales en su domicilio mediante la grabación de una inducción con la voz del hipnotizador.
En general todo el mundo puede ser hipnotizado y llegar a una fase 3, pero hay gente que tiene una mayor facilidad para ello, depende de lo sugestionable que sea el paciente.
En todo caso la hipnosis es un procedimiento que se aprende, y es el hipnotizador quien enseña al paciente como llegar a este estado de gran concentración. Es por este motivo que es útil el que el paciente ensaye en su domicilio con cintas pregrabadas.
HIPNOSIS CONTRA EL DOLOR
Otra interesante indicación de la hipnosis es el tratamiento del dolor.
En el dolor de tipo crónico se obtiene una interesante reducción de los fármacos analgésicos que se necesitan para la desaparición del mismo, con la consiguiente reducción de los efectos indeseables derivados de estos.
En dolores agudos también se han obtenido buenos resultados. Ya en 1921 el ginecólogo Karl von Oettingen realizó el primer parto sin dolor y sin analgesia.
Se han llegado a realizar importantes intervenciones quirúrgicas sin anestesia y con un buen grado de control del dolor.
HIPNOSIS Y CONDUCTA ALIMENTARIA
También se puede usar la hipnosis para la creación de fobias artificiales y así poder evitar conductas no deseadas.
Un ejemplo claro son los trastornos de la conducta alimentaria.
Mediante hipnosis se puede conseguir que cada vez que el paciente afecto de bulimia se acerque a la comida en momentos no deseables se desencadene un estímulo artificialmente colocado por el hipnotizador para lograr que el sujeto note una desagradable sensación de asco respecto la comida. Es decir, el hipnotizador consigue mediante sugestión que el paciente relacione las comidas fuera de horario con algo desagradable, con lo que este podrá contener su impulso. El mismo procedimiento puede usarse para el tratamiento de deshabituación del tabaco y otras drogas.
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