La magia tiene origen en la palabra griega mageia que significa ‘cualidad de lo sobrenatural’. También deriva del sánscrito maga que significa ‘ilusión’.
El origen de la magia se asocia al esoterismo, como el conocimiento de lo oculto asociado a los saberes que van más allá del mundo físico o metafísica.
En este sentido la magia era un arte y una ciencia oculta estudiada por magos y hechiceros para el manejo, control y manipulación de energías ‘invisibles’.
Historia
El término magia deriva de magi, uno de los elementos religiosos incorporados por los magos en la antigua Babilonia. Hubo magos en Roma, en Grecia y en casi todo el mundo occidental y oriental de la Antigüedad, cuando la magia o hechicería populares estaban relacionadas con antiguos ritos de fertilidad e iniciación en el conocimiento en los pueblos llamados bárbaros, principalmente los chinos.
Magos sanadores
La magia y la hechicería estaban ligadas también a las creencias de pueblos orientales muy antiguos, en los que el mago o brujo era a la vez un sanador y un conocedor del mundo invisible de los espíritus y desempeñaba un papel preponderante en la comunidad.
En Grecia y Roma los adivinos y magos no tenían ya nada que ver con los chamanes, aunque eran consultados sobre todo por los poderes de adivinación de los que se creía estaban dotados.
Alquimia
En la Europa medieval la magia estuvo relacionada con la alquimia y la astrología, actividades ocultas consideradas demoníacas por la Iglesia católica, y que fueron objeto de persecución especialmente durante la Baja Edad Media y la Era Moderna.
Unas 500.000 personas resultaron procesadas y gran parte ejecutadas por tribunales civiles y religiosos, acusadas de brujería, a lo largo de casi cinco siglos.
Debe señalarse que ninguna de las grandes religiones acepta las prácticas de la magia (sí consideran que la magia existe como tal), tampoco otras creencias cristianas.
Tipos de magia
Desde antiguo se enunciaron y clasificaron las «magias no naturales u ocultistas». Bajo la denominación genérica de «ocultismos» se engloban las clasificaciones históricas de un elenco heterogéneo de creencias y prácticas de las doctrinas ocultas.
Tradicionalmente, se distinguen diversas tradiciones de supuesta magia, dependiendo de su naturaleza y de la consideración moral o ética de sus acciones.
Así, por ejemplo, se suele hablar de magia “blanca” cuando sus fines son bienintencionados, y de magia “negra” en el caso totalmente contrario. Similarmente, pueden diferenciarse las siguientes “formas” mágicas:
La adivinación
Como su nombre sugiere, se trata de la magia que sirve para predecir el futuro o ver aquello que de ordinario no puede verse.
Su símbolo tradicional es la bola de cristal: un artefacto en el que supuestamente podían verse las imágenes del futuro, o de lo que ocurría en otro lugar del mundo.
También es usual el uso de cartas (como el tarot), la lectura de la palma de la mano y otros supuestos métodos que interpretan las pistas del futuro en el presente.
La necromancia
Se trata de la magia que lidia con los muertos y el mundo de los difuntos, ya sea reviviendo personas, invocando espíritus, o llevando a cabo ritos que requieren de partes de cadáveres. Se la asocia a los muertos vivientes, la pestilencia, la brujería y las artes del demonio.
La piromancia
Se llama así a la magia del fuego: aquella que supuestamente dominan quienes establecen un pacto con dicho elemento, para someterlo al manejo de su voluntad.
Los piromantes no sólo podían -supuestamente- dar órdenes al fuego, sino también generarlo espontáneamente.
La magia sexual.
Partiendo de la consideración del sexo como una práctica sagrada y poderosa, esta tradición atribuye capacidades mágicas a los fluidos del cuerpo, a ciertas posturas o prácticas eróticas, y aspiraba a provocar el enamoramiento y la pasión a voluntad entre los seres humanos.
La invocación
En este tipo de prácticas mágicas se acude a rituales para convocar o atraer al plano real a entidades demoníacas, sobrenaturales o místicas, que de otro modo no podrían interferir en la realidad.
A cambio de ello, o justamente como condición para dejarlos volver a su plano usual, los invocadores solían pedir favores o exigir el uso de sus poderes. Una versión antigua y oriental de ello es la que imagina al genio atrapado en una lámpara mágica, que concederá tres deseos a quien lo libere.
La taumaturgia
Comprendida como la magia que transforma o crea la materia, puede entenderse como un antecesor de la alquimia. Los taumaturgos podían convertir unos materiales en otros a voluntad, o hacerlos aparecer de la nada, y también podían conferir ciertos dones a objetos determinados, como reliquias.
Es el caso del supuesto cáliz santo, que purificaba de inmediato todo aquello que se vertiera en él.
El mal de ojo
Una de las formas más populares y comunes de magia, que consiste en la posibilidad de embrujar al otro o hacerle daño con tan sólo mirarlo, especialmente cuando es fruto de la envidia. Para ello, se suele (todavía hoy) emplear amuletos de protección como el azabache o la semilla de la peonía, especialmente en los niños recién nacidos.
Actualmente, en el mundo moderno, es muy común creer que existe la magia. Comúnmente se usa la idea de la magia en muchos sitios, principalmente libros, historias, cuentos, animación u otros, en los que la magia aparece como un extraordinario poder de modificar o manipular la naturaleza a voluntad propia.
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