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Libro esotérico

Boris Mouravieff

Boris Mouravieff nació en Cronstadt, en Rusia, el l8 de marzo de 1890. De su vida familiar, de su juventud y de sus estudios se sabe muy poco: un curriculum vitæ y algunas fotografías.

En su curriculum, Mouravieff declara haberse graduado en la Escuela Superior de Marina y haber servido en las fuerzas navales del Mar Negro durante la Primera Guerra Mundial.

Numerosos documentos encontramos, en efecto, el título de “Comandante”. En 1920 abandona definitivamente Rusia, dejando tras de sí sus títulos y su fortuna familiar.

Viaja por Constantinopla y Bulgaria antes de establecerse en París en 1924. Durante su prolongada estancia en Francia, se casa con una joven bailarina rusa, Larissa Bassova.

Durante la Segunda Guerra Mundial es arrestado por la Gestapo, pero logra fugarse y en 1944 se refugia en Suiza. A partir de esta fecha, resulta más fácil reconstruir la historia de su vida hasta llegar a 1966, año de su muerte.

El trabajo principal de Mouravieff en el campo esotérico es Gnosis1, obra compuesta en tres volúmenes en la que el autor expone los fundamentos de la tradición esotérica de la ortodoxia oriental, al menos por lo que se refiere a la parte teórica.

Sus indagaciones, antes de ser redactadas en forma de tratado destinado a publicarse, fueron expuestas en el ámbito de sus cursos universitarios en la Universidad de Ginebra entre 1955 y 1958 con el título de Introducción a la filosofía esotérica según la tradición de la ortodoxia oriental.

El problema del hombre nuevo

Mouravieff estaba convencido de que la humanidad había llegado al punto de un cambio de época; por esto la idea de la Tradición se inserta en el fondo del problema sobre el sentido de la historia y sobre el significado del momento actual:

«el problema del Hombre Nuevo, señalado ya en los inicios del siglo XX, adquiere hoy toda su importancia.

Y esto es así porque la sociedad humana se encuentra ante un umbral2 desmesurado respecto de la historia precedente.

La Nueva Era, que es inminente por el progreso y por la técnica, se preanuncia muy distinta al período actual tanto como éste lo es del Medioevo.

Existe, no obstante, una línea común en estos períodos de transición: es el problema de la creación de una nueva elite.

El Medioevo, bajo la égida de la Religión, “religionizó” la Filosofía y la Ciencia. Y finalmente, en la época moderna, les tocó a la Religión y a la Filosofía ser “cientifizadas”.

El Arte se distingue de la Filosofía, de la Ciencia y de la Religión por su capacidad de comprender todo sin deformarlo.

Y lo propio de la época que está bajo la égida del Arte es que las otras tres actividades humanas sean llamadas a realizarse plenamente asumiendo sus formas naturales, sin restricciones ni hipertrofias, y armonizándose y complementándose una con la otra. La ética estará basada en la estética.

De manera análoga, en la elite de hoy existen facultades latentes que, adecuadamente desarrolladas, servirán a la formación del Hombre Nuevo.

Tradición y renovación

¿Cuál es el rol de la Tradición en el marco del previsto cambio epocal?

El hecho es que -dice Mouravieff- el hombre llamado a resolver los problemas actuales y futuros deberá necesariamente poseer un conocimiento más profundo de la naturaleza humana capaz de revelarle al hombre real, distinto del hombre abstracto e impersonal que generalmente es objeto de estudio.

Es en los textos de la Tradición oriental en los que se basa el estudio propuesto por Mouravieff en su obra Gnosis, tal y como lo precisa en el prefacio al volumen I:

«La Tradición esotérica cristiana se basa en el Canon, en el Rito, en el Menologio y, finalmente, en la Doctrina. Esta última es un conjunto de reglas, de tratados y de comentarios debidos a los doctores de la Iglesia ecuménica.

Estos textos han sido reunidos en gran parte en una compilación titulado Philocalia6. A esto es necesario añadir los escritos aislados de autores antiguos y modernos, religiosos y laicos.

Sin sentirlo, el esoterismo se ha vuelto una esfera de dominio público, y los estudios esotéricos prácticos en lo futuro deberán tomar en cuenta esta situación y contribuir a una renovación significativa en la vida del hombre.

Hacia el segundo nacimiento

Y si la principal facultad de la actual elite dirigente -la intelectual- es su capacidad de calcular y combinar, la principal facultad del Hombre Nuevo será su capacidad de distinguir espontáneamente, sin testimonios ni pruebas, lo verdadero de lo falso, la verdad de la mentira.

La nueva cultura, cuyo portador es el Hombre Nuevo, comprenderá toda la experiencia milenaria de la humanidad así como nuevas facultades que, hasta hoy, no se han manifestado mas que esporádica y parcialmente, y que se mantienen sin ninguna aplicación práctica bajo la actual organización de la sociedad humana.

El hombre de elite del mañana habrá “nacido dos veces”, de acuerdo con las célebres palabras que le dijo Jesús a Nicodemo9.

En nuestro período de transición, la solución al problema del Hombre Nuevo implica la aportación positiva de la Gnosis al la instauración progresiva del régimen del “romance único”, que debe sustituir al “romance libre” propio del ciclo que llega a su fin. Así, el problema actual del Hombre es conducirlo de nuevo al Andrógino, estado límite de la conciencia humana que corona los esfuerzos de los discípulos y que triunfa finalmente con su segundo nacimiento.

Libros sobre Boris Mouravieff

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Esperamos que los disfrutes y te sean de gran ayuda.

Un Abrazo, amable lector.

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