ADHYATMA UPANISHAD
Este Upanishad es un encuentro directo con lo espiritual. No
contiene siddhants -doctrinas. Solamente contiene la experiencia de los
siddhas, de aquellos que han alcanzado su plenitud... .Por esto digo que
en este Upanishad no se hallamos el placer del que da consejo o guía; más
bien, hay un gran dolor porque lo que el sabio de este Upanishad está
dando, lo da tras haberlo conocido; comparte algo muy íntimo,
interno.
(Osho: Finger Pointing to the Moon)
INVOCACIÓN
AUM, ¡Que el Sol nos dé su bendición! ¡Que
Varuna, dios del agua, nos dé subendición! ¡Que Aryama, Indra,
Brihaspati y Vishnu, nos den su bendición!
Mis respetos a
Brahma, la Realidad Absoluta. ¡Oh Vayu, dios del aire, te presento mis
respetos especialmente a ti porque tú eres Brahma
manifestado! Debería llamarte solamente "el Brahma
manifiesto"; debería llamarte también satyam -la Verdad-; debería
llamarte también rit- la ley.
¡Que ellos me protejan! ¡Que
protejan al que habla! ¡Que me protejan a mí! ¡Que protejan al que
habla! AUM Paz, paz, paz
***
En la cavidad del
corazón, situado dentro del cuerpo, vive un no-nacido
eterno.
La tierra es su cuerpo; mora dentro de la tierra pero
la tierra no le conoce. El agua es su cuerpo; mora dentro del agua pero
el agua no le conoce. La luz es su cuerpo; mora dentro de la luz pero
la luz no le conoce. El aire es su cuerpo; mora dentro del aire pero el
aire no le conoce. El cielo es su cuerpo; mora dentro del cielo pero el
cielo no le conoce. La mente es su cuerpo; mora dentro de la mente pero
la mente no le conoce. El intelecto es su cuerpo; mora dentro del
intelecto pero el intelecto no le conoce. El ego es su cuerpo; mora
dentro del ego pero el ego no le conoce. La mente que razona es su
cuerpo; mora dentro de la mente que razona pero la mente que razona no
le conoce. Lo inmanifestado es su cuerpo; mora dentro de lo
inmanifestado pero lo inmanifestado no le conoce. Lo indestructible
es su cuerpo; mora dentro de lo indestructible pero lo indestructible
no le conoce. La muerte es su cuerpo; mora dentro de la muerte pero
la muerte no le conoce.
Es el yo más interior de todos esos
elementos, no tiene pecados, y es el único y divino Dios
Narayana, el sustentador de todos los seres humanos.
El cuerpo,
los sentidos... etc... carecen de alma y la sensación de ser yo su
poseedor respecto a ellos, es adhyas -ilusión. Por eso, una persona
inteligente debería desembarazarse de dicha ilusión mediante su
fidelidad a Brahma, la Realidad Absoluta.
Conociéndose a sí
mismo como sakshi pratyagatma, -la interior alma presenciadora del
propio intelecto y de todas sus manifestaciones- y asumiendo el
ánimo de que "Yo soy Eso", deja de reclamar -como "mío"- la posesión de
todas las cosas.
Habiendo dejado de seguir la sociedad, deja de
seguir también al cuerpo. Habiendo dejado de seguir la
escrituras, abandona también la ilusión del alma.
Arraigándose
en su propia alma y utilizando diversas técnicas, mediante el
escuchar y la propia experiencia, el yogui llega a conocerse a sí mismo
como el alma de todo y su mente es aniquilada.
Sin conceder
ninguna oportunidad al sueño, ni a las charlas sociales, ni a los
objetos de los sentidos -sonidos, formas, sabores, olores, o
sensaciones táctiles-, y sin olvidarse nunca del alma, contempla el
alma en tu interior.
Este cuerpo está constituido por las
excreciones de tu padre y de tu madre y se encuentra repleto de
secreciones y carne. por eso, alejándote de él como de un chandal -el
intocable más bajo- y convirtiéndote en Brahma -la Absoluta
Realidad- siéntete realizado. ¡Oh buscador de la Verdad! Al
conocer la unidad del alma con el alma suprema, análogamente a la
unidad del ghatakash -el cielo dentro de un bote- y del mahakash -el
cielo sin un bote-, sin dividirte, permanece siempre en
paz.
Convirtiéndote en el auto-iluminado,
auto-generado, sustentador de todas las cosas y del alma
humana, Brahman, la Absoluta Realidad, deshazte de tu sensación
corporal y también de la sensación del cuerpo universal como si
fueran contenedores de excreta. Convirtiendo el sentido de ego que ha
controlado el cuerpo, en el Yo eternamente consciente y
dichoso, abandona el cuerpo burdo y sé tan sólo tu solitaria alma
inmortal. ¡Oh, inocente! De la misma manera que un ciudadano puede
verse reflejado en un espejo, Yo soy Brahma, la Absoluta
Realidad, en la cual se ve el reflejo de este mundo. sabiendo esto,
¡oh sin pecado! siéntete pleno.
Solamente una persona libre
de las ataduras del ego alcanza su auténtica naturaleza. Por lo
tanto, volviéndote inmaculadamente claro como la luna llena, uno se
vuelve auto-luminoso y alcanza la dicha eterna.
Al cesar el sentido
de "hacer", desaparecen todas las ansiedades. Al cesar toda ansiedad,
cesan todos los deseos. La desaparición de todo deseo es la
emancipación, y a eso se le llama "jivanmukti", la liberación
mientras en vida.
Contemplándolo todo, en cualquier
dirección, como Brahma, la Absoluta Realidad, al madurar ese
sentimiento, todo deseo cesa. Nunca seas negligente en tu fidelidad a
Brahma, la Absoluta Realidad, porque ésa es la única muerte. Así
lo dicen aquellos que se hallan firmemente establecidos en
Brahma.
El alga cuando es apartada, no pierde un sólo instante
en cubrir el agua de nuevo. De la misma manera, si un sabio se
aparta de su fidelidad a Brahma, aunque sea por sólo un
instante, la ilusión le cubre de inmediato.
Aquél que ha
alcanzado en vida la unidad con Brahma, la Absoluta
Realidad, seguirá así incluso después de haber dejado el cuerpo. por
lo tanto, ¡oh inocente!, habiendo despertado, vacíate de toda
elección en la dualidad.
Cuando uno contempla el alma
no-dual mediante el nirvikalpa samadhi, -el despertar sin
elección- ése es el momento en que el nudo de la
ignorancia residente en el corazón se disuelve por
completo.
Consolidando la ausencia de ego, abandonando toda
sensación de "yo", etc... existe siendo indiferente a ellos como con
las vasijas y ropas, etc... Todos los títulos -desde Brahma, el dios
creador, hasta la piedra- son falsos. por lo tanto, afincado
solamente en el alma, contempla tu propia alma en todo.
Yo soy
Brahma, el creador. Yo soy Vishnu, el sustentador. Yo soy Shiva, el
destructor. Yo soy Indra, el señor de todos los dioses. Yo soy el
universo y lo soy todo. No hay nada más que Yo.
El espejismo de
los objetos sobre la propia alma, es una superimposición. Al
abandonarla, uno es uno mismo: el perfecto, no-dual e inmóvil
Brahma, la Absoluta Realidad.
El mundo que aparece como
distinto del alma, es casi falso. ¿Dónde se encuentra la división en
una entidad pura, sin forma y sin órganos? El alma consciente es
libre de la nociones de veedor, visión y visto, etc... Es inmune a
ello y es totalmente pleno como el océano en la época del
Diluvio.
De la misma manera que la oscuridad se disuelve con la
luz, la causa de toda ilusión se disuelve en la Absoluta Realidad sin
parangón y sin órgano alguno. ¿Dónde se encuentra entonces la
división?
La Realidad Suprema es única; ¿cómo puede contener
división alguna? El estado de sushupti -el sueño profundo, sin
sueños- es dichoso. ¿Quién ha visto en él división alguna?
La
raíz de esta división es la mente. Si no hay mente, no hay
división. Por lo tanto, concentra tu mente en la consciencia
universal la cual es tu propio interior.
sabiendo que tú eres el
alma perpetuamente dichosa, regocíjate siempre en esa dicha, dentro
y fuera de propia alma.
El fruto del desapego es el
conocimiento; el fruto del conocimiento, es la relajación. La paz
que desciende al experimentar la propia dicha es el fruto mismo de
la relajación. Si cada uno de los anteriormente mencionados no
llegan sucediendo al anterior, has de saber que el anterior no ha
fructificado. La abstención de los objetos sensorios es en sí
mismo, el contento supremo y la dicha incomparable.
Aquél que
posee el atributo de ser la personificación de maya -la
ilusión-, aquél que es el origen del universo, aquél que posee las
características de omniscencia, etc.. y es la encarnación de lo
indirecto, de la multiplicidad y de la verdad, etc es conocido con
la palabra "tat" - "Eso"
Aquél que parece sostener el "yo" como
experiencia y como palabra, y aquél que es experienciado como
separado de la consciencia, es conocido con la palabra "tvam" -
"Tú"
Existen dos atributos: maya -ilusión- para el alma
universal; y avidya -ignorancia- para el alma encarnada. Al
abandonarlos a ambos, lo que resta es lo perpetuamente cierto, el
consciente y dichoso ParaBrahma, la Realidad Suprema y
Última.
De esta manera, mediante frases como "Tat tvamasi" -Eso
eres tú- indagar en significados tales como "la unidad de jiva -el alma
encarnada- y Brahma, la Absoluta Realidad", es sravana - la
escucha. E indagar, de manera razonable, en el significado de todo
lo escuchado, es manam -la contemplación.
Al establecer tu
mente en el indubitable significado alcanzado mediante esa escucha
y contemplación, y sintonizar con ello, es nididhyasan -la
asimilación.
Dejando de lado al meditador y a la meditación
respectivamente, cuando aquello sobre lo que se medita, la
meta, permanece como único objetivo y la mente se aquieta como la
llama de una lámpara en una habitación sin brisa alguna, eso se
llama samadhi -la Iluminación.
Durante el samadhi, los objetos
de la experiencia no se encuentran separados del alma, de ahí que no
sean experimentados. Pero esas gloriosas experiencias del buscador que
ha salido del samadhi, son inferidas mediante los recuerdos de la
mente.
En este mundo sin principio, se acumulan millones y
millones de karmas -acciones-impresiones. Todos ellos son destruidos
por este samadhi y el puro dharma -la propia naturaleza de uno-
emerge.
Los que conocen el yoga lo llaman Dharmamegha
samadhi -la nube del dharma- porque precipita, como una nube, mil y
una corrientes del néctar del dharma. En este samadhi, la red de
deseos se disuelve por completo mientras que los matojos de karmas
acumulados llamados "virtud y pecado" son arrancados de raíz.
Al
principio, esta frase ilimitada: Tat tvamasi- Eso eres tú-, siendo
cierta, es sólo realizada de forma indirecta. Luego, el
conocimiento directo -como un fruto de myrobalan mantenido sobre la
propia mano- nace.
Cuando no surge ningún deseo hacia los
objetos dignos de ser disfrutados, reconoce esto como el desapego
último. Cuando ningún sentimiento de "yo" surge, reconócelo como el
conocimiento último. Cuando los deseos ya disueltos no surgen de
nuevo, eso es la relajación última, y un buscador así -un
sthitpragya-, estable en su sabiduría, permanece siempre en la
dicha.
Aquél cuyo Yo se halla absorto siempre en Brahma, la
Realidad Suprema, permanece sin deseos e inmóvil. Cuando, purificadas
por su unidad con Brahma y sumergidas en este único
arrebatamiento, las actividades de la mente no eligen y permanecen
solamente como consciencia, entonces eso es denominado pragya
-sabiduría. Aquél que siempre posee esa pragya es llamado
jivanmukta, el que se ha liberado en vida.
Aquél que no tiene
sentimiento de "yo" referido a su cuerpo y a sus sentidos, ni
sentido de "yo" para cualquier otra cosa, es un jivanmukta, el
liberado en vida.
Aquél que no conoce diferencia alguna a través
del intelecto, entre jiva -el alma encarnada- y Brahman , o entre
Brahma y la naturaleza, la creación, es llamado jivanmukta, el
liberado en vida.
Respetado por los buenos o insultado por los
perversos, aquél que permanece siempre ecuánime es llamado
jivanmukta.
Para aquél que ha conocido la esencia de
brahma, este mundo ha dejado de ser igual que antes. Si no fuera
así, no ha conocido aún el estado de ser de Brahma y es aún un
extrovertido.
Mientras se experimente felicidad, etc... eso se
denomina prarabdha -acumulacion de acciones e impresiones pasadas-
porque los frutos surgen siempre de las acciones del pasado. No hay
fruto si no hay acción. De la misma manera que la actividad soñadora
cesa al despertar, de forma análoga, las acciones pasadas
acumuladas durante miles de millones de eones se disuelven
instantáneamente cuando uno descubre "Yo soy Brahma".
Conociéndose
a sí mismo como desapegado e indiferente igual que el cielo, el
yogui no se apega en absoluto a ninguna acción futura. De la misma
manera que el cielo presente en una botella conteniendo licor no
resulta afectado por el olor del licor, el alma permanece inalterada
ante cualquier suceso a pesar de estar presente en todos
ellos.
Al igual que una flecha lanzada no puede detenerse antes
de dar en el objetivo, la acciones realizadas antes de la
Iluminación no dejarán de dar frutos después de que uno se
ilumine. Una flecha disparada al considerar a un animal, un
tigre, no puede detenerse a medio camino si descubrimos después que
el animal era una vaca. La flecha dará en el blanco con toda su
fuerza. Análogamente las acciones ya realizadas dan fruto incluso
después de que la Iluminación suceda.
El que comprende su propia
inmortalidad y eterna juventud permanece uno con el alma y no guarda
relación alguna con los frutos de sus pasadas acciones.
El karma
-las acciones del pasado- fructifica solamente cuando tenemos la
sensación de pertenencia respecto a nuestro cuerpo. No es deseable
tener nunca el sentimiento de que "este es mi cuerpo". De esta manera,
abandonando el sentimiento de posesión de un cuerpo uno se deshace de
los frutos de las acciones pasadas.
Esta falacia -este es mi
cuerpo- es la causa que genera en la imaginación la idea de las
acciones pasadas. ¿Cómo puede ser verdad algo que es impuesto o
imaginado sobre una falacia?
¿De dónde puede surgir algo, si eso,
en primer lugar, no es real? ¿Cómo puede destruirse aquello que nunca
ha nacido? ¿Cómo puede lo irreal poseer acciones pasadas?
La
sensación de propiedad del cuerpo es el resultado de nuestra
ignorancia y resulta destruida por completo con la
Iluminación. ¡Cómo entonces subsiste el cuerpo? Para satisfacer esta
duda del ignorante, las escrituras atribuyen -exteriormente- la
perviviencia del cuerpo a las pasadas acciones.
No es para
explicárselo a los que saben, sino para satisfacer al
ignorante, que las escrituras dicen: "El cuerpo...etc.. es una
realidad", y también que existe el karma acumulado, las acciones del
pasado.
Realmente no existe nada más que el Uno y no-dual
Brahma, el cual es perfecto, sin principio ni
final, inconmensurable, inalterable, morada de la dicha, morada de
la consciencia, morada de la verdad, eterno, indestructible,
omnipresente, uniforme, total, infinito, multidireccional, imposible
de ser perdido o hallado, sin sostén alguno, independiente, sin
atributos, inmóvil, sutil, sin elección, inmaculado,
indefinible, trascendiendo mente y habla, verdaderamente
rico, auto-evidente, puro, consciente y distinto a todo lo
conocido.
Así, sabiendo por propia experiencia que el alma es
indivisible, sé bendito y mora en gozo perpetuo en el alma
inalterable.
Escuchando estas enseñanzas del maestro, el
discípulo alcanza la Iluminación y empieza a decir: "Ahora mismo veía
el mundo. ¿Adónde se ha ido? ¿Quién se lo ha llevado? ¿En qué se ha
disuelto? ¡Qué gran sorpresa! ¿Acaso no existe? En este gran océano
de Brahma, lleno del néctar de infinita dicha, ¿a qué he de renunciar
ahora y que me he de llevar? ¿Qué hay ahora de distinto y qué hay ahora
de extraordinario? No veo nada, no oigo nada, no sé nada, porque
siempre me encuentro en mi dichosa alma y soy mi propia
naturaleza. Estoy libre, sin cuerpo, sin género; soy dios
mismo; soy el silencio absoluto; soy infinito; lo soy todo; soy el
más anciano; no soy el que "hace", ni soy el que sufre; soy
inextinguible e inalterable, soy la morada del puro
conocimiento; estoy solo y soy la bondad
eterna.
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Esta sabiduría fue entregada por el maestro
Apantanaram; Apantanaram se la entregó a Brahma; Brahma se la pasó
a Ghorangiras; Ghorangiras se la entregó a Raikva; Raikva se la
entregó a Rama; y Rama se la entregó a todos los seres
vivientes. Este es el mensaje del nirvana, la enseñanza y disciplina
de los Vedas. Así termina este Upanishad.
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